Cuando se traspasan los límites informativos: Madrid Arena

Nadie se esperaba que la noche de Halloween, madrugada del día de Todos los Santos, acabase en tragedia. Cuatro jóvenes muertas y una herida por aplastamiento tras una avalancha humana en una macrofiesta en el Madrid Arena. Tres de ellas murieron en el acto mientras que la cuarta de ellas, de 17 años y menor de edad, moría en el hospital horas más tarde. La jóven restante, herida, permanece en el hospital ingresada con un pronóstico «estable» dentro de la gravedad.

Para evitar más tragedias como esta, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, afirmó rotundamente hace unos días en rueda de prensa que no se volverían a celebrar macrofiestas en recintos municipales.

                                

A largo de estos días, todos los medios sacaban en portada lo ocurrido en el Madrid Arena. Algunos sacaban  imágenes de los jóvenes que acudieron a la fiesta; otros vídeos grabados en el interior; y otros declaraciones de testigos, de sanitarios del SAMUR, de la Policía Local. Sin embargo, hubo algo que me llamó especialmente la atención y para mal: el morbo que se hizo con toda la información sacada de las redes sociales de las fallecidas.

Para empezar, los periodistas, en su labor de recaudar información, no dudaron en meterse en lugares personales como son las redes sociales. Que si la foto de perfil que tenían puesta, que si el último tweet que escriberon, que si la última foto que publicó el novio de una de las fallecidas, que si el comentario que hicieron en Facebook. Todo puro sensacionalismo, puro morbo.  Pasaban los días y la bola se iba haciendo más grande: los amigos de las jóvenes contaban cómo eran, qué hacían, las notas que sacaban en sus estudios… El País llegó a dedicar un artículo de más de 200 palabras a cada una explicando su vida personal. Se llegó a un momento en el que no se diferenciaba la línea entre el morbo y la pura información.

Concierto de Steve Aoki en el Madrid Arena

No sé quienes serían los editores, pero como para haberles dado unas lecciones de ética periodística. En un asunto como este que conmociona a toda la sociedad, hay que tener especial cuidado con lo que se publica. A mi parecer, lo importante en todo esto son las causas de esa avalancha, qué la produjo y quién es el responsable. En definitva, la investigación de lo sucedido. Esto no significa que no se deba hablar de las victimas o informar, por ejemplo, de su entierro. Pero informar, limitarse a informar.

Esta claro que toda esa información intrascendente es lo que más vende -porque si no, no se publicaría- pero tengamos un poco de sensibilidad. Antes que periodistas, somos personas.

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