El otro día, leí en El País un reportaje sobre varios sitios web que publican y comparten noticias falsas. Son bulos que en su titular no cuentan toda la verdad o nada de ella para llamar la atención en las redes sociales. De esta forma, los usuarios los comparten, aumentan las visitas a la página y, en consecuencia, los ingresos por publicidad.
Este tipo de portales se hace pasar por medios de comunicación para ganarse la credibilidad de los lectores. Páginas web, como Cerebrother.es o Mediterráneo Digital, se aprovechan de la ingeniudad de algunos lectores para lucrarse y obtener beneficios. Y lo dicen sin pelos en la lengua, como se puede leer en el reportaje.
Es una forma de hacer negocio ruín y rastrera con publicaciones que de lejos se parecen a otros portales de publicaciones falsas, como El Mundo Today. La diferencia principal es que EMT usa la ironía para hacer una crítica social con titulares que nos hacen sospechar a la primera que son escritos falsos.
Sin embargo, lo que más me preocupa es la credibilidad que los usuarios dan a las redes sociales y a los contendios que se comparten. Sin ir más lejos, ayer me comentaba un amigo exaltado que iban a cancelar Sálvados por presiones políticas. Lo había leído en una cadena de mensajes en Whatsapp y, obviamente, era un bulo.
Más complicado es detectarlo en redes sociales donde contenidos veraces se mezclan con otros que son inventados por portales como los que citado y no quiero enlazar para no aumentar sus visitas. Por ejemplo, Facebook podría establecer alguna forma para asegurar al usuario que esa página comparte noticias de calidad y debidamente contrastadas. Lo mismo se podría aplicar a Twitter. Mecanismos más allá del tick oficial de cuenta verificada.
Por mucho que los medios se esfuercen por ofrecer noticias contrastadas y honestas —que, por otra parte, es lo que deben hacer siempre—, no son nada si el canal de las redes sociales no ofrece unas garantías mínimas que potencien el buen hacer del periodismo y de los medios que las utilizan.
Clases de periodismo: 6 formas de identificar noticias falsas