Astral

Cuando estábamos en la barca pensábamos: ese podría haber sido yo.

Es sólo una de las frases que nos dejó el domingo pasado la emisión del documental Astral en el programa Salvados de La Sexta. Una producción necesaria para dar a conocer las trágicas situaciones que se viven en el Mediterráneo y la vergonzosa actitud pasiva de la Unión Europea. Un capítulo que hace renacer el programa y la dinámica de Salvados, ya que sale de las fronteras españolas.

En los aproximadamente 90 minutos de documental, se cuenta la labor de los voluntarios de Proactiva Open Arms (necesitan sus donativos aquí: ES59 1491 0001 2121 8580 1020) en un velero de lujo donado y reconvertido para rescatar a balsas de refugiados que intentan cruzar el Mediterráneo. Contenido suficiente como para hacer una temporada entera de Salvados.

Al llegar a los créditos finales, nos quedamos con una idea que a la vez es una decepción: la ausencia de Europa. Sí, la que permite que mueran miles de personas al año en las aguas del Egeo, la que prefiere deportar a personas aún cuando saldría más barato acogerlas, la que pacta con Turquia para que no entren más refugiados.

Negociaron el reubicamiento y reasentamiento de todas estas personas pero, finalmente, todos los países europeos, incluído España, se comprometieron a acoger menos del número que incluso proponía la Comisión Europea. Pero lo que más frustó a la sociedad es no percibir cambios sobre el terreno. Hungría blindó sus fronteras y le siguieron otros países de los balcanes como Croacia, Serbia o Eslovenia. A esta cronología podríamos seguir añadiendo acontecimientos como las tensiones entre estados, la deportación de refugiados, la muerte de Aylan Kurdi en la playa o la patada de la periodista húngara a un padre que intentaba salvarse con su hijo. Toda la ira e importancia de una crisis humánitaria que aun sigue sin resolver y perfectamente refleja el documental.

Ya si nos fijamos en la forma, deduciremos que es algo distinta al formato habitual de este programa de Evolé. Acostumbrados a los rifi-rafes del periodista, en esta ocasión interviene en contadas ocasiones y deja que los hechos se narren por sí mismos. Ritmo pausado y lento; estilo minimalista; imágenes que hablan por sí solas y planos estáticos descriptivos. A veces el silencio dice más que las palabras.

Astral nos hace ilusionarnos con que todavía hay hueco para un periodismo de calidad en televisión. El espacio no fue líder cuantitativamente en datos de share pero sí calitativamente. Y lo que más puede interesar a los directivos de su cadena, dejó el terreno allanado para el resto de temporada.

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